María Luz Marín, cautivada por la rara Sauvignon Gris, la redescubrió en Francia y desde 2003, Casa Marin ofrece su tesoro oculto. Este vino con cuerpo y notas aromáticas, fermentado en barricas de roble francés y tanques de acero inoxidable, deja una impresión duradera en quienes lo prueban. Adorado por chefs y sommeliers globales, figura en los mejores restaurantes del mundo.

El Sauvignon Blanc Cipreses es la estrella del portafolio, destacado como uno de los mejores vinos del mundo en 2016. Con múltiples premios, incluyendo dos veces el mejor Sauvignon Blanc del mundo en 2010, es considerado el mejor de Chile y uno de los mejores del mundo. Proviene de laderas con suelos graníticos y piedra caliza, influenciadas por la corriente de Humboldt. Este vino seductor ofrece frutas blancas, cítricos verdes, piedras mojadas y un toque mineral, con una boca salina, vibrante y refinada.

Un vino intenso en todos sus aspectos. El color es oscuro y su aroma mezcla fruta roja y negra con toques minerales de grafito, otorgándole un carácter especial. Recomendado para quienes gustan de vinos estructurados y elegantes. Un vino para disfrutarlo hoy, pero hecho para mejorar en el tiempo.

Tiene una densidad amable y cremosa; los sabores son profundos y, aunque es un vino serio, se toma con mucha facilidad, sus sabores son irresistibles. De color rojo violeta, en nariz es muy intenso, con aromas de cereza, frambuesa, arándano, rosa, hibisco y violeta. En boca es fresco y largo, con una jugosa acidez y sutiles notas especiadas. Un vino de taninos finos y sedosos, de una vibrante frescura y gran intensidad frutal.

De color amarillo brillante y una nariz encantadora, un jugo de piñas maduras acompañadas de gotas de limón. Esa nariz da paso a una boca delicada, con una acidez firme, punzante, con filo. Y todo envuelto en sabores frutales generosos, amplios, pero a la vez muy refrescantes. Viene de una selección de barricas de suelos arcillosos y volcánicos en la zona de Traiguén, en Malleco, hacia el sur de Chile. Posee una gran energía y precisión, pero sobre todo destaca por su textura mineral y profundidad.

Una nariz encantadora, un jugo de piñas maduras acompañadas de gotas de limón. Esa nariz da paso a una boca delicada, con una acidez firme, punzante, con filo. Y todo envuelto en sabores frutales generosos, amplios, pero a la vez muy refrescantes. La crianza se ha extendido por diez meses en barricas, el 10% de ellas de madera nueva.

Este Pinot Noir tiene sabores profundos y maduros que hablan de una cosecha cálida en la zona de Traiguén; se siente imponente, dejando que los taninos se muevan suave y amablemente por la boca, acompañados de una fresca acidez. Un pinot para guardar hasta que gane en complejidad.